11.12.2008

Puedo ponerme cursi y decir que tus labios me saben igual que los labios que beso en mis sueños. Puedo ponerme triste y decir que me basta con ser tu enemiga, tu todo, tu esclava, tu fiebre, tu dueña. Y si querés también puedo ser tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado, tu dios, tu asesina.
Puedo ponerme humilde y decir que no soy la mejor, que me falta algo para atarte a mi cama. Puedo ponerme digna y decir 'tomá mi dirección, cuando te hartés de amores baratos de un rato me llamás'. Y si querés también puedo ser tu trapecio y tu red, tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastío. O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento, y te deja abrazado a una duda, en mitad de la calle y desnudo. Y si querés también, puedo ser tu abogada y tu jueza, tu miedo y tu fe, tu noche y tu día, tu rencor, tu por qué, tu agonía.