11.06.2008

Con el tiempo aprendés la sutil diferencia entre tomar una mano y encadenar un alma; Aprendés que amar no es apoyarse en alguien, y compañía no siempre significa seguridad. Y empiezas a aprender que los besos no son contratos, ni los regalos, promesas. Y empiezas a aceptar tus derrotas con la frente alta y la mirada al frente, con la gracia de una criatura. Y aprendés a construir todos tus caminos en el presente, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes y los futuros tienden a caerse en la mitad del vuelo. Con el tiempo aprendés que hasta la luz del sol quema si te exponés demasiado a ella. Entonces siembras tu propio jardín y decorás tu alma en lugar de esperar que alguien te traiga flores. Y aprendés que en realidad podés resistir, que sos fuerte de verdad, que valés de verdad. Y aprendés…
Con cada adiós, aprendés.